
DIEZ años no son nada. Pero es el tiempo transcurrido desde que los consejos de administración del BBV y Argentaria aprobaran, el 19 de octubre de 1999, el proceso de fusión de ambas entidades para crear BBVA, el líder bancario en el Estado español, por encima del entonces gran rival, el Banco Santander Central Hispano, y la empresa más capitalizada de la Bolsa. Una década después, el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria se ha alejado del liderazgo bancario español a la misma velocidad que el presidente Francisco González lo ha alejado de Euskadi.
En medio de la crisis financiera más importante de Occidente en el último medio siglo, la evolución del BBVA en los últimos años confirma la impresión de que ha perdido el liderazgo bancario en el Estado que ha pasado a manos del Banco Santander presidido por Emilio Botín.
La mayoría de las grandes iniciativas financieras en España tienen el trasfondo rojo, color corporativo de la entidad cántabra, y no el azul de la, en teoría, institución vasca.
Y los números no engañan y reflejan el liderazgo del Santander y la pérdida de la primera posición del BBVA.
El anuncio de fusión entre BBV y Argentaria, presentado con un apretón de manos entre sus presidentes Emilio Ybarra y Francisco González, configuró hace diez años una entidad financiera con una capitalización de 37.703 millones de euros (6,273 billones de antiguas pesetas), por encima del que era hasta entonces el primer banco español por valor en bolsa, el BSCH, con 33.780 millones de euros (5,62 billones de pesetas).
La fusión del Banco Bilbao Vizcaya (BBV) y Argentaria no solamente le dio el liderazgo en el Estado español sino que le permitió al banco acercarse a la primera división bancaria europea. En 1999, el recién creado BBVA era la decimosexta entidad financiera de la Zona Euro por activos, con un volumen total de 37 billones de las antiguas pesetas.
Los días previos a la fusión las acciones de Argentaria costaban 21,69 euros con lo que dicha entidad capitalizaba 10.636 millones de euros mientras que las del BBV valían 12,81 euros con lo que su valor en bolsa ascendía a 27.067 millones de euros. Mientras el proyecto impulsado por el BBV, con Pedro Luis Uriarte, de primer ejecutivo, se situaba, tras la fusión con Argentaria, -fruto a su vez de la integración en 1991 de varias entidades financieras públicas bajo el paraguas del Banco Exterior de España-, como líder de la banca española por capitalización con 37.703 millones de euros, 3.923 millones más que el Santander, tras diez años de liderazgo de Francisco González, la entidad vasca vale 46.538 millones de euros en Bolsa, una revalorización del 19%.
El problema es que su competidor, el Santander de Botín, en el mismo periodo de tiempo se ha revalorizado un 165% y se situó en 2008 como el séptimo mayor banco del mundo por capitalización.
Analizando los resultados de este mismo año se constata que el Santander de Botín había obtenido un beneficio neto en los primeros nueve meses del año de 6.740 millones de euros, con una tasa de morosidad del 3%, y el BBVA de González había ganado 4.179 millones, con una tasa de morosidad del 3,4%.
La descapitalización humana del BBVA en la última década contrasta con el hecho de que buena parte de los directivos formados en el BBV están todavía en puestos señeros de parte de las primeras entidades financieras del Estado, incluido el Banco Santander.
En los últimos diez años mientras el Santander ha apostado por la internacionalización en dos grandes plazas como son Brasil y Gran Bretaña, el BBVA se ha quedado sólo con una parte pequeña en Estados Unidos y con México, donde también está muy arraigado el banco de Botín.
El X aniversario de la fusión que dio lugar al BBVA ha pasado prácticamente inadvertido, quizás por culpa de la crisis y la austeridad que se impone en unos tiempos en los que los agentes económicos son especialmente críticos con la actuación de la banca, y ha coincidido con el enésimo cambio de organigrama en el BBVA, la sustitución de Goirigolzarri por Ángel Cano, como consejero delegado
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