lunes, 13 de diciembre de 2010

Ikea se plantea irse de Alcorcón si el regidor, Enrique Cascallana, no urbaniza el terreno por el que pagó 24 millones

MIGUEL OLIVER / MADRID
Día 13/12/201021
A Ikea se le está acabando la paciencia en Alcorcón. Ya casi no le queda. Y todo por culpa de la desidia —o ineficacia— del Ayuntamiento que dirige Enrique Cascallana. La multinacional sueca le compró hace año y medio una parcela en el nuevo sector del Lucero. Un terreno de 45.000 metros cuadrados, donde la compañía pretende levantar una nueva tienda, ya que la actual se le ha quedado pequeña. El suelo le costó 24 millones de euros. Su intención era abrir la nueva superficie en la primavera de 2011. Dicha apertura conllevaría —el día antes— el cierre de la actual tienda, que se encuentra en el polígono conocido como Parque Oeste. Pero sus previsiones no se van a cumplir ya que el Ayuntamiento, todavía, no ha comenzado la urbanización exterior del nuevo desarrollo.
El tiempo corre en contra de Ikea. No puede esperar mucho más. El modelo de negocio de esta compañía sueca —tiendas abiertas financian nuevos proyectos— le impide que la inversión realizada en Alcorcón siga en el aire durante mucho tiempo. Por ello, no descartan abandonar el proyecto y salir de esta localidad madrileña para apostar por otra. No es un farol, ni tampoco una amenaza. Es una realidad que ya ha cumplido, por ejemplo, en San Fernando de Henares (donde ya contaba con licencia comercial) y en San Cugat del Vallés, de donde se marchó hace unos meses para abrir en Sabadell.
Ikea tiene previsto invertir 60 millones de euros en la nueva tienda de Alcorcón. Será 14.000 metros cuadrados más grande que la actual (36.000 en total) y, además, dispondrá de 2.200 plazas de garaje, por las 1.100 de ahora.
El negocio permitirá la creación de 600 nuevos puestos de trabajo, ya que a la plantilla actual de 500 personas se incorporarán otros 100, debido a las mayores dimensiones de la tienda. Además, la construcción del nuevo complejo generará otros 500 empleos con las obras.

Pero todo este proyecto puede acabar en el cubo de la basura si el Ayuntamiento de Alcorcón no comienza a mover ficha. Hace año y medio que el Consistorio tiene paralizada la urbanización exterior del sector del Lucero, según fuentes de la compañía sueca, donde todavía no se ha construido las acometidas de agua, electricidad, gas y saneamiento. Además, según denuncia la empresa, también lleva un importante retraso en la redacción del proyecto de comunicaciones, lo que ha obligado a intervenir al Ministerio de Fomento.
«Hasta la fecha, lo único que han hecho ha sido adjudicar a FCC y Sacyr las obras de saneamiento y agua, pero sólo eso. Los trabajos no han empezado. Y, encima, lo hicieron un día después de que nosotros diéramos nuestra rueda de prensa de resultados donde advertimos que no íbamos a poder abrir la tienda en la primavera del próximo año porque el Ayuntamiento no estaba cumpliendo con sus compromisos. ¿Huele mal, no?», indican a ABC responsables de Ikea.
Los contactos entre la multinacional sueca y los responsables municipales han sido continuos... hasta hace poco. Fue después del verano cuando el alcalde, Enrique Cascallana, canceló en el último momento una reunión con el director general de Ikea Ibérica, Peter Betzel. Desde entonces, nada —o casi nada— han vuelto a saber del Ayuntamiento.
Aunque nadie quiere decirlo abiertamente, en el fondo todo el mundo sabe que los problemas económicos del Consistorio son los que están lastrando el proyecto. Pero eso no es excusa para la compañía de muebles y decoración: «Nosotros les dimos 24 millones de euros hace año y medio... ¿Dónde están ahora? ¿En qué se han invertido? Con ellos podría haber iniciado las obras del sector del Lucero».
Alcorcón es un punto estratégico para la compañía. No en vano, surte a todas las grandes localidades del sur de la región, pero también a ciudades de otras comunidades como Cuenca o Toledo. «No nos queremos ir de aquí, esto tiene que quedar muy claro... Pero no podemos esperar mucho más. Tenemos un límite, ya que nosotros no recurrimos a los bancos para nuevas inversiones. El dinero que hemos invertido en esta nueva parcela es nuestro y no lo podemos tener parado mucho tiempo».
Los tres millones de clientes que acuden al año a esta superficie reclaman a su alcalde que no se haga el sueco. Si no reacciona a tiempo, es muy posible que Alcorcón acabe convirtiéndose en la república independiente de Cascallana... pero sin Ikea

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