martes, 22 de febrero de 2011

La baja de Aguirre pone a prueba la fortaleza del PP de Madrid


En algunas comunidades los populares tienen sana envidia de sus compañeros del PP de Madrid. Por la solidez del liderazgo de Esperanza Aguirre, por la fidelidad del ejército que tiene a su cargo -con contadas excepciones derivadas de los rifirrafes con el sector de Alberto Ruiz Gallardón- y porque nunca parece tocar su techo electoral.
 
De hecho, los de Aguirre no se conforman para el 22-M con revalidar una mayoría absoluta que en 2007 les dio 20 puntos y 27 escaños más que al PSM, sino que se han propuesto terminar con lo que queda del llamado cinturón rojo madrileño, conquistando Alcorcón, Getafe y Leganés.
La noticia del cáncer de su lideresa pilló este lunes con el pie cambiado a todo el partido y dejó muchas bocas abiertas. De hecho, hasta un día antes su equipo contaba con que este mismo martes viajaría a Londres para dar una conferencia sobre el Estado de las Autonomías, invitada por Paul Preston. Pero, tras el shock inicial y las innumerables muestras de apoyo enviadas a su presidenta, los populares madrileños se han conjurado para planteárselo como un reto: el de demostrar la fortaleza del PP de Madrid, que se queda sin su referente a sólo tres meses de la cita con las urnas, pero ni mucho menos huérfano.
Aguirre se retira temporalmente de la vida pública para operarse este mismo martes en el Hospital Clínico dejando todo atado y bien atado. Las riendas de la Comunidad de Madrid quedan en manos de su vicepresidente primero, Ignacio González, persona de su total confianza. Y las del partido, en manos del propio González -como presidente del Comité Electoral que fue designado hace ya meses- y en las del número dos de la formación, Francisco Granados.
Ambos asumirán el peso de conformar la lista a la Asamblea de Madrid, puesto que a estas alturas todas las equis de los candidatos a los ayuntamientos ya están despejadas. De hecho, en las últimas semanas Aguirre había ido presentándolos a todos por tandas: los de los municipios del Norte, los del Corredor del Henares, los de los municipios pequeños y medianos del Sur...
El aguirrismo no cree que la repentina marcha de la presidenta madrileña vaya a pasarles factura en la campaña. De hecho confían en contar con ella para la recta final, porque en las conversaciones privadas que Aguirre ha mantenido a lo largo del día con los suyos y también con la Dirección nacional del PP -directamente con Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal- siempre ha transmitido el convencimiento de que esto será cuestión de unas pocas semanas.
De hecho, le gustaría llegar a tiempo para el macroacto que los populares madrileños tienen previsto organizar el domingo 10 de abril en presencia de Rajoy y que pretende ser el espaldarazo definitivo a su candidatura. Aunque este lunes en una entrevista radiofónica María San Gil, que pasó por lo mismo poco antes de las municipales de 2007, le auguró una recuperación de entre "tres y cuatro meses".
Optimismo fue el mensaje que quiso transmitir la propia Aguirre cuando pasó por el trago de contar ante las cámaras su enfermedad -visiblemente emocionada- y optimismo quiere mantener su equipo, conmovido como ella por la avalancha de mensajes de apoyo recibidos. Entre ellos, de sus dos principales rivales político, Tomás Gómez y Gregorio Gordo, que con sus mensajes de cariño demostraron que la enfermedad de la presidenta no trascenderá del ámbito privado a la arena política.
Con ella fuera de combate durante una temporada, el resto de su partido tendrá que suplir la ausencia recurriendo a una frase que ella misma popularizó hace años: pico y pala.

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